Archivo del mes: Marzo 2017
¿Qué son el odio y el amor?
El amor y el odio son afectos primarios que atraviesan la vida de todo ser humano, expresándose en múltiples niveles diferentes, integrándose cuando el desarrollo es feliz, y separándose cuando hay un exceso de experiencias de frustración intolerables.
Aunque todos tengamos un conocimiento intuitivo de lo que son, no siempre es fácil describir en qué consisten y de dónde vienen. Los psicólogos y los psicoanalistas han dedicado mucho tiempo a su estudio desde ángulos diversos.
Hace algunos años, Otto Kernberg, un psicoanalista de la IPA reconocido por el rigor de su trabajo empírico ––y que ha venido numerosas veces a enseñar a Madrid–– fue entrevistado en un programa de televisión chileno, La Belleza de Pensar. Dedicó una sección de la entrevista al odio y al amor, hablando desde una perspectiva concreta del psicoanálisis que se llama relaciones de objeto.
Empieza hablando de las raíces del odio, que se hunden en las primeras experiencias de rabia que se manifiestan en el bebé frente a estímulos desagradables –– por ejemplo, ante el dolor del hambre aparece la rabia contra ese dolor.
La rabia tiene la función de intentar eliminar un estímulo nocivo, procura destruir algo o alguien que está causando el daño. Más adelante en el desarrollo la rabia puede tomar la forma de inducir dolor en el otro por venganza, y, finalmente, en un desarrollo normal, se transforma simplemente en el deseo de controlar el objeto que ha causado el dolor.
Comprendiendo y tratando psicológicamente a las inhibiciones
La inhibición se expresa de numerosas maneras. Es probablemente unos de los síntomas clínicos más comunes que ven los psicólogos, así como una de las limitaciones más frecuentes con la que algunos individuos, que se creen relativamente libres de dificultades, viven sin tener conciencia de ello.
La inhibición consiste en la imposibilidad de expresar libremente un deseo o una capacidad natural; el individuo está contreñido por ello y no puede desarrollarse plenamente. Suele conllevar una limitación importante al disfrute de vivir.
La inhibición se manifiesta a menudo en la sexualidad, a veces anulándola completamente, así como en la capacidad de afrontar los conflictos, dejando la persona sin defensas. No es raro que el intelecto, la atención y la memoria se encuentren trababas por ella, lo cual obstruye el desarrollo escolar y profesional.
A veces afecta la comida, reduciendo drásticamente la capacidad de alimentarse; puede aparecer en los momentos en los que uno tiene que hablar en público, dejando el sujeto mudo y confuso; y también es conocida entre los deportistas, que pueden encontrarse repentinamente incapaces de competir… La lista es potencialmente interminable.
¿De dónde viene, pues?