Archivo del mes: Octubre 2014
El primero encuentro con un psicólogo
Las razones por las cuales las personas consultan un psicólogo son tan variadas como esas personas, pero todas ellas comparten un elemento en común: el sujeto que consulta debido a sus problemas emocionales no consigue resolverlos solo.
Este sujeto habrá, muy probablemente, intentado varias veces encontrar una solución, sea intentando ejercer una estricta autodisciplina, sea hablando con sus seres próximos, sea leyendo libros de autoayuda, etc. (la lista es tan larga como los recursos del sujeto) pero, a pesar de sus mejores esfuerzos, desafortunadamente los problemas continúan.
Esta incapacidad de resolver las dificultades solo se debe al hecho de que son de origen inconsciente y escapan al entendimiento del sujeto. Tenemos todos una idea de quienes somos, pero a veces la distancia entre lo que pensamos ser y lo que somos realmente es tan grande que produce síntomas incomprensibles para el sujeto.
Cuando sabemos lo que nos sucede es relativamente fácil actuar para cambiar la situación. Sin embargo, cuando no lo sabemos ––y sufrimos de depresión, de ansiedad, de problemas sexuales, entre otros–– nos convertimos, de alguna manera, en víctimas de nosotros mismos, sin ningún control o capacidad a modificar los que nos hace sufrir. Una parte desconocida de nosotros mismos nos persigue como una sombra invisible de la cual no podemos escaparnos. Nina Coltart, una psicoanalista aguda con una inclinación por la literatura, lo llamaba “la bestia que se tambalea en la oscuridad”.
Es verdad que a menudo tenemos una idea, a veces más precisa, a veces más vaga, de de dónde podrían venir esos problemas pero, ni no logramos resolverlos solos, podemos estar seguros de que nos faltan elementos esenciales, y fundamentalmente emocionales, que darían un sentido real al sufrimiento. El objetivo de un tratamiento psicológico de orientación psicoanalítica es de iluminar lo desconocido, volverlo tangible y, por lo tanto, modificable.
Tratamiento del trauma psicológico
¿Qué es el trauma psicológico?
El trauma psicológico es el resultado de un doloroso exceso de intensidad emocional que quiebra el funcionamiento mental de un sujeto adulto, o que distorsiona gravemente el desarrollo del funcionamiento mental de un niño.
Los traumas psicológicos más comunes resultan habitualmente de: a) una ruptura en el sentimiento de seguridad básico; b) una carencia de interacción humana necesaria; c ) ser objeto de expresiones excesivas e inadecuadas de agresividad y/o sexualidad. Aunque solemos asociar la palabra trauma a algo masivo y evidente, debemos recordar que también puede ser pequeño y acumulativo.
De la misma manera que los tejidos fisiológicos pueden resistir una cierta fuerza de impacto sin deteriorarse más allá de su capacidad de recuperarse solos, el tejido mental puede resistir una cierta cantidad de impacto emocional sin dañarse más allá de su capacidad de reponerse solo. Sin embargo, a partir de un cierto umbral, el impacto es demasiado fuerte, y modifica de manera negativa, y permanente, los tejidos fisiológicos o la estructura mental del individuo.
A partir de ese momento, si no se aplica un tratamiento, el daño tenderá a cronificarse y a comprometer el resto del funcionamiento del sujeto. De la misma manera que una pierna rota, que no se ha tratado adecuadamente, limitará seriamente la movilidad del individuo ––además de causarle descompensaciones musculares, de cadera y vertebrales–– un trauma psicológico no tratado dejará a la persona “coja” emocionalmente, a la vez que creará toda una serie de comportamientos compensatorios que paradójicamente empeoran el estado inicial.
¿Cómo nos afecta el trauma psicológico?
Sin entrar en grandes complejidades que no tienen cabida aquí, se puede entender la mente como un procesador de estímulos (internos y externos) que los utiliza para mantenerse y crecer. Este procesador también necesita descargar los estímulos que sobrepasan su capacidad de utilizarlos para el crecimiento, y la descarga está frecuentemente asociada a un placer (la actividad creativa, la actividad física, la sexualidad, etc.). A nivel neuronal, todo estímulo crea una activación de las neuronas que tiene que ser tramitada, absorbida o descargada de alguna manera.