Archivo del mes: Marzo 2014
La curiosidad y la ignorancia en el psicoanálisis
Toda investigación científica, así como aquella de todos los niños pequeños que descubren el mundo, empieza en la ignorancia y procede por la curiosidad. Algo es desconocido y eso suscita una atención, un deseo de saber, de comprender. Ocurre lo mismo en el psicoanálisis.
El comienzo
Al principio de un psicoanálisis todo es ignorado, todo está por descubrir: como un vasto continente cubierto de bosques espesos, de ríos, de algunos desiertos también, el inconsciente espera ser cartografiado. El psicoanalista y el paciente no saben lo que les espera y la experiencia demuestra que, en general, a medida que entran en ese continente, perciben que su ignorancia era más grande de lo que sospechaban. Esto sucede en la mayoría de las investigaciones científicas; desde el momento en que uno empieza a profundizar en un tema, uno se da cuenta de toda su complejidad (lo cual, por cierto, da toda la riqueza de la ciencia y de la mente humana). La amplitud de la ignorancia puede desanimar al principio, pero se debe poder tolerar a lo largo de un proceso de descubrimiento, ya que lo que se encuentra es a menudo importante.
Algunos escollos
Sin embargo, darnos cuenta de que ignoramos algo importante, especialmente cuando nos concierne directamente, provoca, por regla general, tres reacciones diferentes: a) miedo –– qué consecuencias tendrá?; b) desprecio –– me siento tan en falta respecto a eso que me burlo de ello para defenderme; c) o curiosidad –– esto podría ser interesante… Ahora bien, la regla fundamental del análisis, decir todo lo a uno se le pase por la cabeza y el cuerpo, conlleva que tarde o temprano aparecerán en la conciencia del paciente pensamientos, imágenes o emociones sorprendentes, y a veces perturbadoras, cuyo sentido y origen desconoce. Y, nuestra tendencia a todos, frente a algo perturbador en nosotros, es intentar seguir ignorándolo, volver a exiliarlo a los territorios sombríos de lo desconocido y hacer como si eso nunca hubiera existido. El riesgo de ceder excesivamente a esta tendencia es reforzar la repetición estéril de las mismas dificultades dado que nada nuevo es aportado a la solución del problema.
¿Qué es el diagnóstico psicológico?
El diagnóstico psicológico es frecuentemente confundido con el diagnóstico médico de una afección orgánica, así que vamos a empezar diferenciándolos para tener una visión más clara del campo.